«No seremos mejores juzgando las faltas de los demás. Lo que nos hará sentir mejores es limpiar nuestra vida…»
_Texto Básico, p. 44_
A veces necesitamos algo tangible que nos ayude a comprender el daño que nos causa guardar un resentimiento. Quizás no seamos conscientes de lo destructivos que son en realidad los resentimientos. Pensamos: «¿Y qué? Tengo derecho a estar enojado», o, «Puede que esté alimentando uno o dos rencores, pero no tiene nada de malo.»
Para ver más claramente el efecto que tiene en nuestra vida guardar rencor, podríamos tratar de imaginar que cada resentimiento es como arrastrar una piedra. Un pequeño rencor, como enfadarnos con un mal conductor, estaría representado por una piedrita. Albergar mala voluntad hacia todo un grupo de gente, sería una piedra enorme. Si en la práctica tuviéramos que llevar piedras por cada resentimiento, sin duda el peso nos cansaría. De hecho, cuanto más pesada fuera la carga, más sinceros deberían ser nuestros esfuerzos por aligerarla.
El peso de los resentimientos frena nuestro desarrollo espiritual. Si realmente queremos libertad, intentaremos deshacernos de la mayor cantidad posible de peso extra. A medida que nos aligeramos, notaremos una creciente capacidad para perdonar a otros seres humanos sus errores y a nosotros los nuestros. Nutriremos nuestro espíritu con buenos pensamientos, palabras amables y servicio a los demás.
*Sólo por hoy:*
Intentaré eliminar de mi espíritu el peso de los resentimientos.
_(Del libro de las reflexiones diarias «Solo Por Hoy» Copyright © 1995, NA World Services, Inc. All Rights Reserved)_
Complementación
No seremos mejores juzgando las faltas de los demás. Lo que nos hará sentir mejor es limpiar nuestra vida aliviándonos de la culpa. Al escribir la lista ya no podemos negar que hicimos daño. Admitimos que lastimamos a otros —directa o indirectamente —con algún acto, mentira, promesa rota o descuido.
Hacemos nuestra lista, o la sacamos de nuestro Cuarto Paso, y agregamos aquellas personas de las que nos vayamos acordando. Afrontamos esta lista con honestidad y examinamos nuestras faltas abiertamente para estar dispuestos a enmendar el daño causado.
En algunos casos puede que no conozcamos a las personas que perjudicamos. Mientras consumíamos, cualquier persona con la que nos relacionábamos corría peligro. Muchos miembros mencionan a sus padres, parejas, hijos, amigos, amantes, otros adictos, conocidos, compañeros de trabajo, jefes, profesores, caseros y perfectos desconocidos. También nos podemos incluir en la lista porque durante nuestra adicción activa nos estábamos matando lentamente. Puede resultar útil hacer una lista separada de la gente a la que debemos dinero.
Texto Básico pag 44.