Cuando alguien nos señala un defecto, quizás nuestra primera reacción sea ponernos a la defensiva. (Pero) si realmente queremos ser libres, tenemos que escuchar con atención lo que otros adictos sugieran.
Texto Básico, página 42
En algún momento de nuestra recuperación, llegamos a la desagradable conclusión de que la forma en que nos vemos nosotros, no necesariamente es la misma en que nos ven los demás. Probablemente no somos tan malos, tan buenos, tan bellos ni tan horribles como pensábamos; pero estamos demasiado cerca de nosotros como para saberlo. Es aquí donde intervienen nuestros amigos del programa, los que se preocupan lo suficiente como para compartir con nosotros lo que realmente ven cuando nos observan. Nos dicen las cosas buenas que tenemos, y que a lo mejor no sabemos, y también las malas, que quizás no seamos capaces de ver.
Es posible que reaccionemos poniéndonos a la defensiva ante semejante «ayuda», y, en algunos casos, con razón. Sin embargo, hasta los comentarios maliciosos sobre nuestros supuestos defectos, pueden arrojar luz sobre algunos aspectos de nuestra recuperación que no vemos. Cada vez que recibimos una sugerencia útil, sea por la razón que sea, no podemos darnos el lujo de desestimarla.
No tenemos que esperar que los demás nos brinden espontáneamente sus observaciones. Cuando estamos con nuestro padrino o madrina u otros miembros de NA en los que confiamos, podemos dar el primer paso y pedirles que nos digan qué ven en determinadas áreas de nuestra vida sobre las que estamos ciegos. Queremos una visión más amplia que la nuestra y podemos lograrla si nos miramos a través de los ojos de los demás.
Sólo Por Hoy:
Intento verme tal como soy de verdad.
Escucharé lo que los demás me digan sobre mí, y me miraré a través de sus ojos.
(Del libro de las reflexiones diarias «Solo Por Hoy» Copyright ©️ 1995, NA World Services, Inc. All Rights Reserved).
El Séptimo Paso es un paso de acción, es el momento de pedirle a Dios ayuda y alivio. Tenemos que entender que nuestra manera de pensar no es la única; otras personas pueden orientarnos. Cuando alguien nos señala un defecto, quizás nuestra primera reacción sea ponernos a la defensiva. Debemos reconocer que no somos perfectos. Siempre hay posibilidades de crecer. Si de verdad queremos ser libres, tenemos que escuchar con atención lo que otros adictos nos sugieran. Si los defectos que descubrimos son reales y tenemos la oportunidad de librarnos de ellos, sin duda experimentaremos una sensación de bienestar.
Algunos querrán ponerse de rodillas para practicar este paso. Otros estarán muy tranquilos y habrá quienes mediante un gran esfuerzo emocional demuestren una intensa buena voluntad. Se emplea la palabra humildad porque nos acercamos a este Poder más grande que nosotros para pedirle la libertad que necesitamos para vivir sin las limitaciones de nuestras viejas costumbres. Muchos estamos dispuestos a trabajar este paso sin reservas, con fe ciega, porque estamos hartos de lo que hemos hecho y de cómo nos sentimos. Si algo funciona, sea lo que sea, lo seguiremos hasta el fin.
Este es el camino de nuestro crecimiento espiritual. Cambiamos cada día. Poco a poco y con cuidado salimos del aislamiento y la soledad de la adicción y entramos en la corriente de la vida. Este crecimiento no es el resultado del deseo, sino de la acción y la oración. El objetivo principal del Séptimo Paso es salir de nosotros mismos y tratar de cumplir la voluntad de nuestro Poder Superior.
Texto Básico página 42 y 53.