Entregarnos generosamente, sobre todo cuando estamos sufriendo, es un camino para superar nuestra pena y confusión.

-Vivir limpios, Capítulo cuatro, «La muerte, la agonía y el duelo»

Puede que la relación entre generosidad y dolor no resulte tan evidente a primera vista. Sin embargo, el principio de la recuperación puede ser un buen ejemplo de cómo la entrega generosa puede ayudarnos a soportar el dolor y el malestar. Cuando empezamos a estar limpios, algunos nos damos cuenta de que estamos de duelo por muchas pérdidas: el respeto hacia nosotros mismos, la propia percepción de quiénes somos, el estilo de vida y la imagen que nos definían, nuestra relación con las drogas y las personas con las que consumíamos. Algunos llegamos a NA en medio del sufrimiento por la pérdida de amigos o familiares a causa de la enfermedad. Nadie llega a este programa libre de dolor, pero todos los que nos quedamos encontramos un poco de alivio, por lo general gracias a nuestra participación activa en NA.

«Apenas sabía que hacer conmigo misma cuando empecé a estar limpia -compartió una compañera-. Me sentía como una herida en carne viva. Antes y después de las reuniones ayudaba en todo lo que hiciera falta: recogía las cartulinas de lectura, sacaba la basura, apilaba sillas. Ayudar a los servidores de confianza me hacía sentir mejor».

La generosidad nos hace salir de nosotros mismos. Dejamos de centrarnos en cada pensamiento y emoción y ponemos en cambio la atención en quienes nos rodean. Cuando no sabemos qué otra cosa hacer, la generosidad nos ayuda a hacer algo bueno incluso cuando sentimos dolor o malestar. El acto de dar para distraernos de la desesperación no necesariamente es la solución completa. Postergar los sentimientos no los hace desaparecer, pero un respiro breve nos permite renovar nuestra energía o forma de pensar para poder aplicar también otras soluciones. Y, tal vez lo más importante, al ayudar a los demás es posible que encontremos la manera de estar dispuestos a aceptar ayuda. La vida es difícil, pero no estamos solos, nos tenemos los unos a los otros.

*La pena, el dolor, las dificultades y la tristeza son partes naturales de la vida. Adoptaré el espíritu de la generosidad que encuentro en NA para buscar la manera de superar las dificultades. Ayudaré a los demás y dejaré que los demás me ayuden.*

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