Lo que nos empujaba a obtener beneficio personal y que tanto dolor nos causó en el pasado queda de lado cuando nos adherimos al principio de anonimato.

Texto Básico, páginas. 87-88

La palabra anonimato propiamente dicha significa sin nombre, pero en el anonimato del programa de NA hay en juego un principio más amplio: la entrega desinteresada. Cuando admitimos nuestra impotencia para manejar nuestra vida, damos el primer paso para alejarnos de la terquedad y para acercarnos a la entrega desinteresada. Cuanto menos intentamos manejar nuestra vida en base a la terquedad, más encontramos la fortaleza y la orientación de las que tan dolorosamente carecíamos en nuestra vida.

Pero el principio de entrega desinteresada es mucho más que sólo hacernos sentir mejor: nos ayuda a vivir mejor. Nuestras ideas de cómo debería dirigirse el mundo empiezan a perder importancia y dejamos de intentar imponer nuestra voluntad a todos y a todo lo que nos rodea. Cuando abandonamos nuestras pretensiones de sabelotodo y comenzamos a reconocer el valor de la experiencia de otras personas, empezamos a tratarlas con respeto. Los intereses de los demás se vuelven tan importantes para nosotros como los nuestros; nos ponemos a pensar en lo mejor para el grupo, no sólo en lo mejor para nosotros. Empezamos a vivir una vida más grande de lo que somos, más amplia que nosotros, nuestro nombre y nuestra persona; empezamos a vivir el principio del anonimato.

Sólo Por Hoy:

Dios, por favor, líbrame de mi terquedad.

Ayúdame a comprender el principio de anonimato; ayúdame a vivir desinteresadamente.

(Del libro de las reflexiones diarias «Solo Por Hoy» Copyright ©️ 1995, NA World Services, Inc. All Rights Reserved)

A medida que estrechamos los lazos que nos unen, se despierta la humildad. La humildad es un subproducto que nos permite crecer y desarrollarnos en un ambiente de libertad; elimina el miedo a que nuestros patrones, familiares y amigos nos reconozcan como adictos. Por consiguiente, procuramos seguir rigurosamente el principio de «lo que se dice en las reuniones, se queda en las reuniones».

A lo largo de nuestras tradiciones hablamos en términos de «nosotros» y «nuestro» en lugar de «yo» y «mío». Trabajando juntos por nuestro bienestar común, alcanzamos el verdadero espíritu del anonimato.

Hemos oído tantas veces la frase «los principios antes que las personalidades» que parece un cliché. Aunque como individuos podamos disentir entre nosotros, el principio espiritual del anonimato nos hace a todos iguales como miembros del grupo. Ningún miembro es más ni menos importante que otro. Lo que nos empujaba a obtener beneficio personal en el terreno del sexo, propiedad y posición social.— y que tanto dolor nos causó en el pasado —queda de lado cuando nos adherimos al principio del anonimato. El anonimato es uno de los elementos básicos de nuestra recuperación y está presente en nuestras tradiciones y en nuestra confraternidad. Nos protege de nuestros propios defectos de carácter y quita poder a las personalidades y sus diferencias. El anonimato en acción imposibilita que se antepongan las personalidades a los principios.

Texto Básico páginas 87-88

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