Tenemos un compromiso con nuestro grupo habitual, y si alguna vez por alguna razón dejamos de asistir, nos echarán de menos.

_-IP N° 2, El grupo, «Tu grupo habitual»_

Cuando consumíamos, la fiabilidad era más rara que una gallina con dientes. Aparecíamos cuando nos convenía y solo si sacábamos algún provecho. Tal vez íbamos a casa por Navidad y nos quedábamos lo justo para recoger regalos que podíamos devolver y que nos dieran el dinero. Quizá acudiéramos siempre al trabajo, pero sobre todo para robar de la caja o llevarnos medicamentos de nuestros pacientes. Se nos escapaba lo que era sentir gratificación por pasar tiempo con la familia o trabajar a cambio de ganar honradamente un salario.

No tuvimos que mantenernos limpios mucho tiempo para darnos cuenta de que hacer las cosas de esta manera no nos serviría mucho en recuperación. La idea de poder vivir limpios y disfrutar de una vida estable y feliz nos resultaba inspiradora, Comprendimos que ser dignos de confianza podía ser una parte importante del proceso de llegar a ser miembros responsables y productivos de la sociedad.

Para muchos, convertirnos en personas confiables empieza por buscar un grupo habitual, aceptar nuestro primer compromiso de servicio y luego hacer todo lo posible, tal como lo expresó una adicta, «para vivir a la altura de la confianza depositada en mí. Mi madrina me dijo que ser responsable viene antes que ser digna de confianza. Aprendí a ir y hacer lo que decía que haría, tal como me sugirieron». Si cumplimos con nuestra palabra, ponemos en práctica la esencia de la fiabilidad y construimos la base de la integridad.

Esta confiabilidad nos convierte en miembros realmente valiosos para nuestro grupo base. Más allá de las tareas específicas que llevamos a cabo, los miembros del grupo habitual mantienen la atmósfera de recuperación. Consideramos a algunos compañeros parte del «mobiliario» de ciertas reuniones —las mismas personas, a menudo en los mismos asientos, semana tras semana— y, con el tiempo, nos convertimos en ellas, «No es malo que den por sentada nuestra presencia, para eso estamos aquí —explicó un miembro de un grupo habitual—. Somos como las velas que tienes a mano por si acaso. Estamos aquí para dar. un poco de luz si hace falta o para crear ambiente».

_*Hoy cumpliré mi palabra. Estaré presente y haré lo que se espera de mí en casa, en el trabajo, en la comunidad y en las reuniones.*_

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