«Si… (los defectos de carácter) contribuyeran a nuestra salud y felicidad, no habríamos llegado a semejante estado de desesperación»
_Texto Básico, p. 41_
Empezar con el Sexto y Séptimo Paso no siempre es fácil. Quizás nos veamos con tantos defectos que todo en nosotros nos parezca malo. A lo mejor tenemos ganas de escondernos debajo de una piedra. No nos gustaría de ninguna manera que nuestros compañeros adictos se enteraran de nuestras imperfecciones.
Es probable que pasemos por un periodo en el que examinemos todo lo que digamos y hagamos para poder identificar nuestros defectos de carácter y estar seguros de eliminarlos. Quizás recordemos un día en particular, humillados por tener la certera de haber dicho lo más vergonzoso del mundo, y decidamos quitarnos de encima a cualquier precio esas características horribles.
Pero en el Sexto y Séptimo Paso no dice en ninguna parte que vamos a aprender a dominar nuestros defectos de carácter. De hecho, cuanta más atención les prestamos, con más firmeza se atrincheran en nuestra vida. Hace falta humildad para reconocer que al igual que no podemos controlar nuestra adicción, tampoco podemos controlar nuestros defectos. No podemos eliminar nuestros propios defectos; lo único que podemos hacer es pedirle a un Dios bondadoso que nos los quite.
Desprenderse de algo doloroso puede ser tan difícil como desprenderse de algo placentero. Pero reconozcámoslo, aferrarse a ellos es mucho trabajo. Cuando recapacitamos sobre lo que estamos reteniendo, vemos el esfuerzo sencillamente no vale la pena. Ha llegado la hora de desprendernos de nuestros defectos de carácter y pedirle a Dios que los elimine.
*Sólo Por Hoy:*
Estoy listo para que me quiten los defectos.
Me desprenderé de ellos y dejare que un Dios bondadoso me cuide.
_(Del libro de las reflexiones diarias «Solo Por Hoy» Copyright © 1995, NA World Services, Inc. All Rights Reserved)._
«Humildemente le pedimos que nos quitase nuestros defectos.»
Los defectos de carácter o deficiencias son las cosas que nos causan dolor y sufrimiento toda la vida. Si contribuyeran a nuestra salud y felicidad, no habríamos llegado a semejante estado de desesperación.Tuvimos que prepararnos para dejar que Dios, tal como lo concebimos, nos quitase estos defectos.
Llegamos al Séptimo Paso tras haber decidido que queremos que Dios nos alivie de los aspectos inútiles y destructivos de nuestra personalidad. No podíamos afrontar la dura prueba de la vida completamente solos. Hasta que convertimos nuestra vida en un auténtico desastre no nos dimos cuenta de que solos no podíamos. Al admitirlo, conseguimos vislumbrar el concepto de humildad. Este es el elemento principal del Séptimo Paso. La humildad es el resultado de ser honestos con nosotros mismos. Hemos practicado la honestidad desde el Primer Paso. Aceptamos nuestra adicción e impotencia. Encontramos una fuerza por encima de nosotros y aprendimos a confiar en ella. Examinamos nuestra vida y descubrimos quienes éramos en realidad. La verdadera humildad consiste en aceptarse y tratar honestamente de ser uno mismo. Ninguno de nosotros es completamente bueno ni terriblemente malo. Somos personas con nuestros defectos y virtudes; … somos humanos, esto es lo más importante.
La humildad es tan importante para mantenernos limpios, como lo son el agua y la comida para estar vivos. Cuanto más avanzaba nuestra adicción, mas energía poníamos en satisfacer nuestros deseos materiales. El resto de las necesidades estaban fuera de nuestro alcance. Siempre queríamos la gratificación inmediata de nuestros deseos básicos.
Texto Básico pag 41