«Hoy en día, seguros del amor de la confraternidad, por fin podemos mirar a otro ser humano a los ojos y estar agradecidos de lo que somos.»
_Texto Básico, p. 107_
Cuando consumíamos, pocos éramos capaces de mirar a alguien a los ojos; nos avergonzábamos de lo que éramos. Nuestra mente no estaba ocupada con nada decente ni saludable, y lo sabíamos. No ocupábamos el tiempo ni gastábamos nuestro dinero y energía en forjar relaciones basadas en el cariño, en compartir con los demás ni en tratar de mejorar nuestra comunidad. Estábamos atrapados en una espiral de obsesión y compulsión que sólo iba en una dirección: cuesta abajo.
En recuperación, nuestro descenso por esa espiral se ha detenido. ¿Pero qué es lo que nos ha hecho dar la vuelta? ¿Qué nos ha llevado otra vez hacia arriba, a los espacios abiertos del mundo amplio y libre? Ha sido el amor de la confraternidad.
En compañía de otros adictos, supimos que no nos rechazarían. El ejemplo de otros adictos nos ha enseñado a empezar a jugar un papel positivo en la vida que nos rodea. Cuando no sabíamos qué camino tomar, cuando tropezábamos, cuando teníamos que corregir algún error que habíamos cometido, los miembros de NA -nuestros compañeros- estaban ahí para animarnos.
Poco a poco empezamos a sentir nuestra libertad. Ya no somos prisioneros de nuestra enfermedad, somos libres para construir, crecer y compartir con todos los demás. Y cuando necesitamos ayuda para dar el próximo paso, la encontramos. La seguridad que hallamos en el amor de la confraternidad ha hecho posible nuestra nueva vida.
*Sólo Por Hoy:*
Puedo mirar a cualquiera a los ojos sin vergüenza.
Estoy agradecido por el apoyo cariñoso que lo ha hecho posible.
(Del libro de las reflexiones diarias «Solo Por Hoy» Copyright ©️ 1995, NA World Services, Inc. All Rights Reserved)
Complemento
La recuperación se convierte en un proceso de toma de contacto; perdemos el miedo a tocar y ser tocados. Aprendemos que cuando nos sentimos solos, un simple abrazo cariñoso puede cambiarlo todo. Experimentamos el cariño auténtico y la amistad de verdad.
Sabemos que somos impotentes ante una enfermedad incurable, progresiva y mortal. Si no se detiene, empeora hasta la muerte. No podemos tratar con la obsesión y la compulsión. La única alternativa es dejar de consumir y aprender a vivir. Si estamos dispuestos a seguir esta línea de acción y aprovechamos la ayuda que tenemos a nuestra disposición, una nueva vida se abre ante nosotros. Sí, así nos recuperamos.
*Hoy en día, seguros del amor de la confraternidad, por fin podemos mirar a otro ser humano a los ojos y estar agradecidos de lo que somos.*
Texto Básico pag. 107