«… el adicto se identificaría desde el principio tanto como le hiciera falta, para convencerse de que podía mantenerse limpio mediante el ejemplo de otros cuya recuperación se había prolongado durante muchos años.»
_Texto Básico, p. 102_
La mayoría, como no estábamos muy seguros de que NA fuera para nosotros, la primera vez que fuimos a una reunión encontramos muchas cosas que criticar. O bien nos parecía que nadie había sufrido tanto como nosotros, o que no habíamos sufrido bastante. Pero a medida que escuchábamos, empezamos a oír algo nuevo, un idioma sin palabras con sus raíces en el reconocimiento, la creencia y la fe: el idioma de la identificación. Como deseábamos integrarnos, seguimos escuchando.
A medida que aprendemos a comprender el lenguaje de la empatía, descubrimos toda la identificación que necesitamos. Para entender este idioma especial, escuchamos con el corazón. Tiene pocas palabras; es más para sentir que para hablar. No predica ni alecciona, escucha. Puede alcanzar y conmover el espíritu de otro adicto sin una sola palabra.
La fluidez en el idioma de la identificación llega con la práctica. Cuanto más lo usamos con otros adictos y con nuestro Poder Superior, mejor lo entendemos. Hace que sigamos viniendo.
*Sólo Por Hoy:*
Escucharé con mi corazón.
Cada día que pase tendré mayor fluidez con el idioma de la identificación.
_(Del libro de las reflexiones diarias «Solo Por Hoy» Copyright © 1995, NA World Services, Inc. All Rights Reserved)._
Cuando hace unos quince años mi adicción me llevó a un punto de completa impotencia, derrota e inutilidad, no existía NA. Encontré AA y allí conocí a otros adictos que habían descubierto que ese programa era una respuesta a su problema. Sin embargo, sabíamos que muchos otros todavía seguían cuesta abajo, rumbo a la desilusión, la degradación y la muerte, porque no podían identificarse con el alcohólico de AA. La identificación se manifestaba a nivel de síntomas visibles, y no a un nivel más profundo de emociones o sentimientos, que es donde la empatía se convierte en una terapia curativa para todos los adictos. Con otros adictos y algunos miembros de AA, que tuvieron gran fe en nosotros y en el programa, formamos en julio de 1953 lo que hoy conocemos como Narcóticos Anónimos. Creíamos que a partir de ahora el adicto se identificaría desde el principio, tanto como le hiciera falta, para convencerse de que podía mantenerse limpio mediante el ejemplo de otros cuya recuperación se había prolongado durante muchos años.
Ha quedado demostrado durante todos estos años que esto era fundamentalmente lo que necesitábamos. Este lenguaje mudo de reconocimiento, creencia y fe, que llamamos empatía, creó la atmósfera en la cual podíamos sentir el paso del tiempo, entrar en contacto con la realidad y reconocer valores espirituales que muchos habíamos perdido tiempo atrás. En nuestro programa de recuperación, crecemos en número y en fuerza. Nunca antes tantos adictos limpios, por propia decisión y asociados libremente, habían sido capaces de reunirse donde quisieran para conservar su recuperación en completa libertad creativa.
Hasta los mismos adictos dijeron que no sería posible hacerlo de la forma que lo habíamos planeado. Creíamos en reuniones con horarios abiertamente conocidos; no más reuniones a escondidas como habían intentado otros grupos. Este enfoque era diferente de todos los métodos que hasta entonces habían probado aquellos que defendían la necesidad de un largo retiro de la sociedad. Nos pareció que cuanto antes el adicto pudiera enfrentarse con su problema en la vida cotidiana, tanto más rápido pasaría a ser una persona realmente productiva. A la larga tenemos que valernos por nosotros mismos y afrontar la vida tal cual es, así que, ¿por qué no desde el principio?
Texto Básico pag 102