«Cuando los adictos descubren a otras personas que comparten sus dificultades pasadas y presentes, sienten algo especial.»
_Texto Básico, p. 64_
La riqueza de nuestra recuperación es demasiado espléndida para guardarla sólo para nosotros. Algunos creemos que cuando hablamos en las reuniones debemos «recordar a los recién llegados» y tratar siempre de llevar un mensaje positivo de recuperación. Pero a veces, el mensaje más positivo que podemos llevar es que estamos atravesando momentos difíciles en nuestra recuperación, ¡y a pesar de ello seguimos limpios!
Sí, es gratificante dar un mensaje sólido de esperanza a nuestros miembros más nuevos. Después de todo, a nadie le gusta un llorón. Pero a veces hay problemas y la vida tal cual es puede resultar difícil incluso para los miembros de Narcóticos Anónimos con largo tiempo de recuperación. Si estamos equipados con las herramientas del programa, podemos superar la confusión y seguir limpios para contar la historia.
La recuperación no se hace de golpe; es un proceso continuo, a veces una lucha. Cuando diluimos la integridad de nuestro mensaje descuidando compartir sobre los momentos difíciles que atravesamos en nuestro viaje, privamos a los recién llegados de la oportunidad de que vean que ellos también pueden mantenerse limpios, pase lo que pase. Si compartimos el mensaje completo de nuestra recuperación, quizás no sepamos a quién beneficia, pero sin duda beneficiará a alguien.
*Sólo Por Hoy:*
Compartiré honestamente tanto los momentos buenos de mi recuperación como los difíciles.
Recordaré que mi experiencia en superar las adversidades puede beneficiar a otro adicto.
_(Del libro de las reflexiones diarias «Solo Por Hoy» Copyright ©️ 1995, NA World Services, Inc. All Rights Reserved)._
Complementación
Hemos aprendido que nuestras viejas ideas y formas de actuar no nos ayudarán a mantenernos limpios y vivir mejor. Si nos permitimos estancarnos y nos aferramos a quedarnos en la «cresta de la ola» mortal y terminal, nos abandonamos a los síntomas de nuestra enfermedad. Uno de nuestros problemas es que siempre nos ha parecido más fácil cambiar nuestra percepción de la realidad que la realidad propiamente dicha. Debemos renunciar a este viejo concepto y enfrentar el hecho de que la vida y la realidad siguen su curso, decidamos aceptarlas o no. Lo único que podemos cambiar es nuestra forma de reaccionar y la forma en que nos vemos a nosotros mismos. Tenemos que aceptar que el cambio es gradual y que la recuperación es un proceso continuo.
Por lo menos los primeros noventa días, sería buena idea asistir a una reunión diaria. Cuando los adictos descubren a otras personas que comparten sus dificultades pasadas y presentes, sienten algo especial. Al principio no podemos hacer mucho más que ir a las reuniones. Probablemente no recordemos ni una sola palabra, persona o pensamiento de nuestra primera reunión,.… pero con el tiempo conseguimos relajarnos y gozar del ambiente de recuperación. Las reuniones fortalecen nuestra recuperación. Al principio puede que estemos asustados porque no conocemos a nadie. Algunos hasta pensamos que no necesitamos reuniones. Sin embargo, cuando sufrimos, vamos a una reunión y encontramos alivio. Allí nos mantenemos en contacto con lo que hemos sido, pero sobre todo, descubrimos hacia dónde podemos ir en nuestra recuperación. A medida que asistimos regularmente a las reuniones, aprendemos el valor de hablar con otros adictos que comparten nuestros problemas y objetivos. Tenemos que abrirnos y aceptar el cariño y la comprensión que nos hace falta para cambiar. Cuando nos familiarizamos con la confraternidad y sus principios y empezamos a ponerlos en práctica, comenzamos a crecer. Nos esforzamos con nuestros problemas más evidentes y dejamos de lado el resto. Hacemos el trabajo inmediato; a medida que progresemos irán surgiendo por sí solas nuevas oportunidades para mejorar.
Nuestros nuevos amigos de la confraternidad nos ayudarán. La recuperación es nuestro esfuerzo común. Limpios, nos enfrentamos juntos al mundo. Ya no tenemos por qué sentirnos acorralados, a merced de los acontecimientos y circunstancias. Tener amigos que se preocupan cuando sufrimos es otra cosa. Encontramos nuestro lugar en la confraternidad y nos integramos en un grupo cuyas reuniones nos ayudan en nuestra recuperación. Durante tanto tiempo hemos sido indignos de confianza, que la mayor parte de nuestros amigos y familiares dudarán de nuestra recuperación;.…piensan que no durará. Necesitamos personas que entiendan nuestra enfermedad y el proceso de recuperación. En las reuniones podemos compartir con otros adictos, hacer preguntas y aprender sobre nuestra enfermedad. Aprendemos a vivir de otra manera. Ya no estamos limitados a nuestras viejas ideas.
Texto Básico pag 64