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No tenemos que negar la realidad para tener esperanza ni gratitud. Sentimos lo que sentimos y, aun así, actuamos.

Vivir limpio, Capítulo 7, “Viviendo nuestros principios”

Muchos hemos tenido un momento de desesperación al pasar por algo difícil, y un compañero adicto en recuperación comparte su opinión de que «los sentimientos no son hechos» y queremos cortarle la cabeza. Quizás más útil y esperanzador sea este hecho: los sentimientos son reales y algo que aprendemos en NA es que podemos sentirlos y sobrevivir. Lo hacemos no solo aferrándonos a la esperanza de que cambien pronto, sino actuando a pesar de ellos. Como dijo un adicto: «sentimos, lidiamos y sanamos».

Lidiamos con la familiaridad de NA: ir a las reuniones, compartir los sentimientos y escuchar soluciones; hacer el trabajo de los pasos en torno a un problema, como nuestra resistencia al cambio; orar y meditar; y centrarnos en los demás, no solo en nuestro propio conflicto. Y, por supuesto, está el trabajo de los pasos específico de nuestra situación particular. La pérdida del empleo, por ejemplo, requiere trabajo de los pasos para reemplazarlo. Un problema de salud mental podría justificar una cita con un profesional. Retomamos un camino en el que fracasamos o iniciamos cambios en nuestro estilo de vida para mejorar nuestra salud. Terminamos un matrimonio. Ciertamente, no se nos garantiza una vida sin dolor en la recuperación, y a veces el trabajo preliminar también es doloroso. La esperanza es un puente hacia el alivio.

Una perspectiva fresca, especialmente cuando está imbuida de gratitud y esperanza, nos ayuda a sanar. Cuando perdemos ese trabajo, muchos de nosotros caeremos en el camino del miedo y la autocompasión. Tomarnos un momento para cambiar nuestra perspectiva a una de gratitud ( He llegado tan lejos ) y esperanza ( Hay otras oportunidades ahí fuera para mí ) —y también fe ( Estaré bien pase lo que pase )— no nos negará nuestros sentimientos muy reales. En cambio, la perspectiva evita que los sentimientos razonables de tristeza y miedo se transformen en desesperación abyecta o ansiedad desmesurada. No esperamos a que el miedo, el estrés, la ira o la tristeza hayan desaparecido para retomar el camino. Los sentimientos aún pueden persistir, pero estamos avanzando, permitiendo que el cambio suceda, incluso asumiendo riesgos. Estamos sanando.

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Puede que no me guste dónde estoy ahora, pero aun así puedo estar agradecido. Puedo lidiar con mis sentimientos trabajando en un programa y esforzándome por cambiar mi perspectiva. A través de NA y en mis relaciones con otros adictos, encuentro la esperanza que necesito para sanar.

 

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