«A medida que crece la fe en nuestra vida cotidiana, descubrimos que nuestro Poder Superior nos proporciona la fortaleza y la orientación que necesitamos.»
*Texto Básico, p. 109*
Algunos llegamos a la recuperación muy asustados e inseguros.
Nos sentimos débiles y solos.
Tenemos dudas sobre nuestro rumbo y no sabemos dónde ir a buscar respuestas.
Nos dicen que si tenemos un poco de fe en un Poder superior a nosotros, encontraremos seguridad y orientación.
Deseamos esa sensación de fortaleza y seguridad.
Pero la fe no llega de la noche a la mañana. Hace falta tiempo y esfuerzo para que crezca.
Plantamos la semilla cuando pedimos ayuda a nuestro Poder Superior, y reconocemos el origen de esta ayuda cuando nos llega.
Abonamos la pequeña semilla de fe con el sol de nuestras oraciones diarias.
Nuestra fe crece como recompensa por vivir la vida tal como es.
Un día nos damos cuenta de que nuestra fe se ha convertido en un árbol enorme que se extiende; no impide las tormentas de la vida, pero sabemos que estamos a salvo a su amparo.
*Sólo por hoy:*
«Sé que la fe en mi Poder Superior no calmará las tormentas de la vida, pero calmará mi corazón.
Dejaré que mi fe me ampare en momentos difíciles.»
Complementación
El programa de Narcóticos Anónimos es espiritual. Sugerimos firmemente que los miembros intenten encontrar un Poder Superior tal como lo conciban. Algunos vivimos experiencias espirituales intensas, de naturaleza dramática e inspirada. Para otros el despertar es más sutil. Nos recuperamos en un ambiente de aceptación y respeto por la creencia de los demás. Tratamos de evitar el autoengaño de la arrogancia y la santurronería. A medida que crece la fe en nuestra vida cotidiana, descubrimos que nuestro Poder Superior nos proporciona la fortaleza y la orientación que necesitamos.
Cada uno es libre de desarrollar su propio concepto del Poder Superior. Muchos teníamos recelos y éramos escépticos debido a desilusiones sufridas con la religión. Al principio oír hablar de Dios en las reuniones nos repelía. Hasta que buscamos nuestras propias respuestas en este terreno, estuvimos confinados a las ideas que nos habíamos formado en el pasado. Los ateos y los agnósticos empiezan muchas veces dirigiéndose a «lo que sea que esté ahí». En nuestras reuniones se puede sentir cierto espíritu o energía. A veces este es el primer concepto que los recién llegados tienen del Poder Superior. A menudo las ideas del pasado son incompletas e insatisfactorias. Todo lo que sabemos está sujeto a revisión, especialmente lo que sabemos de la verdad. Reevaluamos nuestras viejas ideas para poder familiarizarnos con las nuevas que conducen a una nueva forma de vida. Admitimos que somos seres humanos con una enfermedad física, mental y espiritual. Cuando admitimos que nuestra adicción era la causa de nuestro propio infierno y que hay un poder dispuesto a ayudarnos, empezamos a avanzar hacia la solución de nuestros problemas.
La falta de mantenimiento espiritual cotidiano puede manifestarse de diversas maneras. Mediante el esfuerzo por mantenernos receptivos, llegamos a confiar en una relación diaria con Dios tal como lo concebimos. La mayoría pedimos cada día a nuestro Poder Superior que nos ayude a mantenernos limpios, y cada noche le damos gracias por habernos concedido la recuperación. A medida que nuestra vida se va haciendo más cómoda, muchos caemos en la autocomplacencia espiritual y.—arriesgándonos a una recaída.—volvemos a la misma pesadilla y falta de motivaciones de las que nos habían dado apenas un respiro diario. Es de esperar que sea aquí cuando nuestro dolor nos motive a renovar nuestro mantenimiento espiritual. Una de las maneras de continuar con nuestro contacto consciente con Dios, especialmente en momentos difíciles, es hacer una lista de las cosas las que estamos agradecidos.
Texto Básico pag 109 (5ta edición en castellano)