«Las palabras no significan nada a menos que las pongamos en práctica.»

Texto Básico, página. 67

El Duodécimo Paso nos recuerda «practicar estos principios en todos los aspectos de nuestra vida». En NA vemos ejemplos vivientes de esta sugerencia por todas partes. Los miembros con más experiencia, los que parecen tener un aura de paz a su alrededor, demuestran los beneficios de aplicar en su vida este fragmento de sabiduría.

Para recibir las recompensas del Duodécimo Paso, es fundamental que practiquemos los principios espirituales de recuperación incluso cuando nadie nos ve. Si hablamos de recuperación en las reuniones pero continuamos viviendo como lo hacíamos durante la adicción activa, nuestros compañeros podrían sospechar que no hacemos más que citar frases hechas.

Lo que trasmitimos a los miembros más nuevos proviene más de cómo vivimos que de lo que decimos. Si aconsejamos a alguien que «suelte las riendas» sin haber experimentado el milagro del Tercer Paso, es muy probable que el mensaje no llegue a los oídos del recién llegado al que va dirigido. Si en cambio «hacemos lo que decimos» y compartimos nuestra auténtica experiencia de recuperación, el mensaje sin duda resultará evidente para todos.

Sólo Por Hoy:

Practicaré los principios de recuperación, aunque sea yo el único que lo sepa.

(Del libro de las reflexiones diarias «Solo Por Hoy» Copyright © 1995, NA World Services, Inc. All Rights Reserved)

Compartir con otros adictos de la confraternidad es una herramienta básica de nuestro programa. Esta ayuda sólo puede proceder de otro adicto. Nos ayudamos cuando decimos: “A mí me pasó lo mismo e hice lo siguiente …. ”No damos sermones ni juzgamos, sino que compartimos nuestra experiencia, fortaleza y esperanza con todos los que deseen nuestra forma de vida. Si compartiendo la experiencia de nuestro sufrimiento conseguimos ayudar a una sola persona, nuestro dolor habrá valido la pena. Fortalecemos nuestra propia recuperación cuando la compartimos con quienes piden ayuda. Si nos guardamos lo que tenemos para compartir, lo perderemos. *Las palabras no significan nada a menos que las pongamos en práctica*.

Reconocemos nuestro crecimiento espiritual cuando somos capaces de tender la mano y ayudar a otros. Ayudamos a los demás cuando participamos en los trabajos de servicio y tratamos de llevar el mensaje de recuperación al adicto que todavía sufre. Aprendemos que sólo podemos conservar lo que tenemos compartiéndolo. Además, nuestra experiencia nos demuestra que muchos problemas personales se resuelven cuando salimos de nosotros mismos y ofrecemos ayuda a aquellos que la necesitan. Reconocemos que un adicto es la persona que mejor puede comprender y ayudar a otro adicto. Por mucho que demos, siempre habrá otro adicto buscando ayuda.

No podemos darnos el lujo de perder de vista la importancia del padrinazgo y de interesarnos especialmente por el adicto confundido que quiere dejar de consumir. La experiencia nos demuestra claramente que los que sacan más provecho del Programa de Narcóticos Anónimos son aquellos para quienes el padrinazgo es importante. El padrinazgo implica responsabilidades que recibimos y aceptamos de buen grado como una oportunidad para enriquecer nuestra experiencia personal en NA.

Texto Básico página. 67

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