Este lenguaje mudo de reconocimiento, creencia y fe, que llamamos empatía, creó la atmósfera en la cual podíamos sentir el paso del tiempo, entrar en contacto con la realidad y reconocer valores espirituales que muchos habíamos perdido tiempo atrás.
-Texto Básico, Capítulo ocho, «Sí, nos recuperamos»
Para muchos, nuestro primer encuentro perceptible con un poder más grande que nosotros aparece en forma de otros adictos en recuperación. Lo encontramos en esa vibración que sentimos en las reuniones de NA. Muchos lo percibimos incluso antes de dar ese salto para brindarle una oportunidad a la abstinencia. Sentimos una energía diferente de todo lo que hemos experimentado en otros lugares. Un adicto lo describió así: «Me sentí extrañamente conectado con esos desconocidos que parecían conocerme, comprenderme y que de verdad querían ayudar».
Expresar con palabras ese algo misterioso es, en el mejor de los casos, difícil, y corremos el riesgo de quedar rápidamente desfasados, ya que las palabras para describirlo cambian con el tiempo. A nuestros oídos, los intentos de nuestros predecesores por explicarlo pueden sonar bastante alucinantes hoy en día. Cuesta reflejar la esencia de algo que resulta casi indescriptible con palabras. Si nuestros miembros francófonos hubieran escrito «Sí, nos recuperamos», habrían utilizado la expresión un je ne sais quoi, que se traduce por «un no sé qué» y que significa algo así como nombrar lo innombrable. Como señala el Texto Básico: «El problema con la literatura es el lenguaje».
Es evidente que la atmósfera de recuperación que encontramos en NA es intangible. Quizá sea demasiado cósmica o mística para encasillarla en una descripción que resista el paso del tiempo y las traducciones. Con todo, a los grupos y los organismos de servicio a veces les resulta útil hablar de la manera en que apoyamos o creamos un ambiente de recuperación. La mayoría identificaremos la empatía como un componente clave.
Es posible que la empatía se destaque como el elemento fundamental de nuestro ambiente porque es la cualidad que faltaba en nuestra vida cuando llegamos a las reuniones. No obstante, la reconocemos y reaccionamos a ella como si fuera una amiga que perdimos hace tiempo. El mundo tiene poca empatía hacia los adictos en activo; los demás no han estado donde hemos estado nosotros. NA es diferente… ¡menos mal!.
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Hoy prestaré atención a mi corazón y sentiré empatía por las luchas y victorias de mis compañeros miembros.
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