Cada vez que somos vulnerables y vemos que hay alguien para ayudarnos, accedemos a un nuevo nivel de seguridad y confianza.
_-Vivir limpios, Capítulo cinco, «Confraternidad”_
Trabajar el Quinto Paso con un padrino o una madrina puede ser como quedarse en carne viva. Nos armamos de suficiente honestidad, humildad y valor para admitir la naturaleza exacta de nuestras faltas. A pesar de estar convencidos de que hacemos lo correcto, compartir nuestro inventario puede hacernos sentir expuestos. La vulnerabilidad puede ser un estado antinatural para los adictos, derriba nuestras defensas más sólidas. Compartir nuestro inventario es un acto de confianza. Para muchos, puede que esta sea la primera vez que nos exponemos completamente ante otro ser humano.
Tanto si llevamos años como días limpios, vemos el valor de compartir nuestras luchas y nuestras victorias con nuestros compañeros. Ser reales y a veces de una franqueza descarnada nos brinda la oportunidad de que otros se relacionen con nosotros. Compartir de corazón sencillamente tiene resonancia. La amabilidad de nuestros compañeros, que nos apoyan cuando somos más vulnerables, suele enseñarnos a ser humildes.
Cada vez que nos arriesgamos, nos abrimos y nos encontramos con el apoyo bondadoso de otros compañeros, comprendemos la fuerza que hay en la vulnerabilidad a un nivel más profundo. «Concibo este tipo de vulnerabilidad como el equivalente emocional de un torrente de confianza», compartió un compañero. Cada acto de vulnerabilidad potencia la sensación de seguridad en nuestras relaciones.
Cuanto más practicamos la conexión con otros miembros, más en casa nos sentimos en NA.
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_*Pondré en tela de juicio mis viejas creencias sobre la confianza. Me esforzaré por salir de mi zona de confort para practicar la vulnerabilidad y dar la oportunidad a otros miembros de estar ahí para apoyarme.*_
VULNERABILIDAD
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