«Cuando vemos los defectos y los aceptamos, podemos desprendernos de ellos y proseguir nuestra vida.»

Texto Básico, Página 40

A veces, estar dispuestos a dejar que nos eliminen nuestros defectos de carácter depende del nombre que les demos a éstos. Si no los llamamos por su nombre y nos parecen menos «defectuosos», quizás no logremos ver el daño que nos causan. Y si aparentemente son inofensivos, ¿para qué vamos a pedir a nuestro Poder Superior que nos los quite de nuestra vida? Tomemos por ejemplo el hecho de querer «agradar a la gente». No parece tan malo, ¿verdad? Simplemente significa que somos personas agradables, ¿no? No, de ninguna manera. Para decirlo bruscamente, significa que somos deshonestos y manipuladores, que mentimos acerca de nuestros sentimientos, creencias y necesidades, tratando de satisfacer a los demás para que accedan a nuestros deseos. O tal vez pensemos que somos personas «tranquilas». ¿Pero «tranquilidad» significa desatender las tareas domésticas, evitar confrontaciones y elegir la rutina más cómoda? Entonces sería mejor llamarlo «pereza», o «postergación» o «miedo». A muchos nos cuesta identificar nuestros defectos de carácter. Si es así, podemos hablar con nuestro padrino o los amigos de NA. Les describimos nuestro comportamiento clara y honestamente y les pedimos que nos ayuden a identificar nuestros defectos. A medida que pasa el tiempo, cada vez podremos identificarlos mejor y llamarlos por su verdadero nombre.

Sólo Por Hoy:

Llamaré a mis defectos por su verdadero nombre.

Si me cuesta hacerlo, pediré ayuda a mi padrino.

(Del libro de las reflexiones diarias «Solo Por Hoy» Copyright © 1995, NA World Services, Inc. All Rights Reserved).

Complementación….

Tenemos que abordar estos viejos defectos con una mente abierta. Somos conscientes de ellos, sin embargo seguimos cometiendo los mismos errores, porque somos incapaces de romper los malos hábitos. Buscamos en la confraternidad el tipo de vida que queremos para nosotros. Preguntamos a nuestros amigos: «¿Has conseguido desprenderte de ellos?». «Sí, lo mejor que pude», suelen contestarnos casi sin excepción. Cuando vemos los defectos en nuestra vida y los aceptamos, podemos desprendernos de ellos y proseguir con nuestra nueva vida. Cuando cometemos nuevos errores en lugar de repetir los viejos, sabemos que estamos madurando.

Cuando trabajamos el Sexto Paso, es importante recordar que somos humanos y que no tenemos que ponernos objetivos inalcanzables. Este es un paso de buena voluntad. La buena voluntad es el principio espiritual del Sexto Paso …que nos ayuda a tomar una dirección espiritual. Como somos seres humanos, es natural que a veces nos desviemos del camino.

En esta etapa, la rebeldía es un defecto de carácter que nos echa a perder. Si nos rebelamos, no perdamos la fe. La indiferencia o la intolerancia que la rebeldía puede provocar se superan con un esfuerzo constante. Seguimos pidiendo buena voluntad. Puede que dudemos de que Dios quiera aliviarnos o pensemos que algo va a salir mal. Si le preguntamos a otro miembro de NA, nos dirá: «Estás justamente donde tienes que estar». Renovamos nuestra disposición para vernos libres de nuestros defectos. Nos rendimos a las sugerencias sencillas que nos da este programa. Aunque no estemos completamente preparados, vamos por buen camino.

Texto Básico, Página 40.

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