«Se puede analizar, aconsejar, razonar, rezar, amenazar, castigar, pero no parará hasta que quiera.»
_Texto Básico, p. 75_
Quizás una de las verdades más duras a las que debamos enfrentarnos en recuperación es que somos tan impotentes ante la adicción de otro como ante la nuestra. Tal vez pensemos que como hemos tenido un despertar espiritual en nuestra vida, deberíamos ser capaces de convencer a otros adictos de que se recuperen. Pero hay límites respecto a lo que podemos hacer para ayudar a otro adicto.
No podemos obligarlos a dejar de consumir. No podemos darles los resultados de los pasos ni crecer por ellos. No podemos quitarles la soledad ni el dolor. No hay nada que podamos decir para convencer a un adicto asustado de que cambie la infelicidad conocida de la adicción por la inquietante incertidumbre de la recuperación. No podemos meternos en la piel de otros y cambiar sus objetivos ni decidir por ellos lo que más les conviene.
Sin embargo, si evitamos ejercer esta presión sobre la adicción de otras personas, quizás podamos ayudarlas. Si dejamos que se enfrenten a la realidad, por muy dolorosa que sea, a lo mejor crecen. Siempre y cuando no intentemos hacerlo por ellos, quizás se vuelvan más productivos, según su propio criterio. Pueden convertirse en la autoridad de su propia vida, a condición de que nosotros seamos únicamente autoridades de la nuestra. Si aceptamos todo esto, podemos convertirnos en lo que estamos destinados a ser: portadores del mensaje, no del adicto.
*Sólo por hoy:*
Aceptaré que soy impotente no sólo ante mi propia adicción sino también ante la de cualquier otro.
Llevaré el mensaje, no al adicto.
_(Del libro de las reflexiones diarias «Solo Por Hoy» Copyright © 1995, NA World Services, Inc. All Rights Reserved)_
Complementación
Tercera Tradición
«El único requisito para ser miembro es el deseo de dejar de consumir.»
Esta tradición es tan importante para el individuo como para el grupo. Deseo es la palabra clave; el deseo es la base de nuestra recuperación. En nuestras historias y en nuestra experiencia tratando de llevar el mensaje al adicto que todavía sufre, el mismo hecho doloroso se repite una y otra vez: .…si un adicto no quiere dejar de consumir, no lo hará. Se puede analizar, aconsejar, razonar, rezar, amenazar, castigar, pero no parará hasta que quiera. Lo único que pedimos a nuestros miembros es que tengan este deseo. Sin él están condenados, pero con él ocurrirán milagros.
El deseo es nuestro único requisito. La adicción no discrimina. Esta tradición asegura a cualquier adicto la libertad de practicar el modo de vida de NA, independientemente de las drogas consumidas, raza, creencia religiosa, sexo, preferencia sexual y posición económica. Con «.…el deseo de dejar de consumir» como único requisito para ser miembro, ningún adicto, estará por encima de otro. Todas las personas adictas son bienvenidas y tienen el mismo derecho a obtener el alivio que buscan; cualquier adicto puede recuperarse en este programa sobre una base de igualdad. Esta tradición garantiza nuestra libertad para recuperarnos.
Ser miembro de Narcóticos Anónimos no es un hecho automático que se produce cuando alguien cruza la puerta o el recién llegado decide dejar de consumir. La decisión de formar parte de nuestra confraternidad es un asunto individual. Cualquier adicto que tenga el deseo de dejar de consumir puede convertirse en miembro de NA. Somos adictos y nuestro problema es la adicción.
La decisión de convertirse en miembro corresponde al individuo. Creemos que la situación ideal en nuestra confraternidad es que los adictos puedan ir libre y abiertamente a una reunión de NA donde y cuando quieran, y marcharse con la misma libertad. Descubrimos que la recuperación es una realidad y que la vida sin drogas es mejor de lo que jamás hubiéramos imaginado. Abrimos nuestras puertas a todos los adictos con la esperanza de que puedan encontrar lo mismo que nosotros; .…pero sabemos que sólo aquéllos que tengan el deseo de dejar de consumir y quieran lo que tenemos para ofrecerles, compartirán nuestro modo de vida.
Texto Básico pag 75