«Con el tiempo redefinimos nuestras creencias y nuestra comprensión hasta ver que lo que más necesitamos es conocer la voluntad de Dios para con nosotros y obtener la fortaleza para cumplirla.»
Texto Básico, p. 55
Cuando llegamos a NA por primera vez, teníamos todo tipo de ideas sobre lo que necesitábamos. Algunos centrábamos nuestras aspiraciones en amasar fortuna personal. Pensábamos que la recuperación equivalía al éxito exterior. Pero la recuperación no equivale a éxito. Hoy en día, creemos que nuestra necesidad más importante es la orientación espiritual y la fortaleza.
El daño más grave causado por nuestra adicción fue de carácter espiritual. Nuestra motivación principal estaba dictada por la enfermedad: conseguir, consumir, y encontrar formas y medios de conseguir más. Nuestra vida, esclavizada por la abrumadora necesidad de drogas, carecía de sentido y coherencia. Estábamos en bancarrota espiritual.
Tarde o temprano nos damos cuenta de que nuestra necesidad más importante en recuperación es «conocer la voluntad de Dios para con nosotros y obtener la fortaleza para cumplirla». Es ahí donde descubrimos el sentido y la razón de ser que nuestra adicción nos había ocultado. A través de la voluntad de nuestro Dios nos libramos de la terquedad. Como ya no nos impulsan sólo nuestras necesidades, tenemos la libertad de vivir con los demás sobre una base de igualdad.
El éxito exterior no tiene nada de malo; pero sin el contacto espiritual que nos brinda el programa de NA, por mucho «éxito» que tengamos, no queda satisfecha nuestra necesidad más importante en recuperación.
*Sólo Por Hoy:*
Trataré de satisfacer mi mayor necesidad: una relación vital con el Dios que yo concibo, que me sirva de orientación.
(Del libro de las reflexiones diarias «Solo Por Hoy» Copyright © 1995, NA World Services, Inc. All Rights Reserved)
Complementación
Cuando llegamos al programa, generalmente pedimos muchas cosas que nos parecen deseos y necesidades importantes. Al ir madurando espiritualmente y encontrar un Poder más grande que nosotros, nos damos cuenta de que en la medida en que nuestras necesidades espirituales estén satisfechas, nuestros problemas cotidianos se reducen hasta tal punto que no resultan tan incómodos. Cuando olvidamos dónde radica nuestra auténtica fortaleza, rápidamente volvemos a caer en los mismos esquemas de pensamiento y actuación que nos trajeron a este programa. Con el tiempo redefinimos nuestras creencias y nuestra interpretación hasta ver que lo que más necesitamos es conocer la voluntad de Dios para con nosotros y la fortaleza para cumplirla. Podemos dejar de lado nuestras preferencias personales porque aprendemos que la voluntad de Dios para con nosotros consiste precisamente en aquellas cosas que más valoramos. La voluntad de Dios para con nosotros se convierte en nuestra propia y verdadera voluntad. Este cambio se produce de una manera intuitiva que no se puede explicar adecuadamente con palabras.
Cada vez estamos más dispuestos a dejar que los otros sean como son, sin tener que juzgarlos. La necesidad imperiosa de resolverlo todo ha desaparecido. Al principio no podíamos comprender la aceptación; ahora sí.
Sabemos que, nos traiga lo que nos traiga el día, Dios nos ha dado todo lo necesario para nuestro bienestar espiritual. Es bueno que admitamos nuestra impotencia, porque Dios es lo suficientemente poderoso para ayudarnos a permanecer limpios y a disfrutar de nuestro progreso espiritual. Dios nos está ayudando a poner nuestra casa en orden.
Texto Básico pag. 55