«A veces, cuando rezamos, sucede algo maravilloso: nos encontramos con los medios, la manera y la energía para llevar a cabo tareas por encima de nuestra capacidad.»

Texto Básico, p. 53

Enfrentarnos con éxito a las dificultades y frustraciones leves de la vida, es a veces la experiencia más difícil que debemos aprender en recuperación. Tropezamos a diario con pequeños inconvenientes. Nuestros días están llenos de dificultades sin importancia con las que de algún modo debemos tratar: desde desenredar los nudos de los cordones de los zapatos de nuestros hijos hasta hacer cola en el mercado.

Si no tenemos cuidado, es posible que encaremos estas dificultades tratando, ante cada problema, de salirnos a la fuerza con la nuestra, o que rechinemos los dientes mientras nos damos un sermón sobre lo que deberíamos hacer. Son ejemplos extremos de deficiente capacidad de manejar situaciones; pero aunque no seamos tan torpes, siempre hay posibilidades de mejorar.

Cada vez que la vida interpone algún pequeño obstáculo en nuestros planes diarios, sencillamente podemos respirar hondo y hablar con el Dios que concebimos. Confiando en que ese Poder nos puede dar paciencia, tolerancia o lo que nos haga falta, descubrimos que manejamos mejor las situaciones y sonreímos más a menudo.

*Sólo Por Hoy:*

Cada vez que me sienta frustrado, respiraré hondo y hablaré con mi Dios.

(Del libro de las reflexiones diarias «Solo Por Hoy» Copyright © 1995, NA World Services, Inc. All Rights Reserved).

Complementación

Hay diferentes grupos fuera de Narcóticos Anónimos que practican la meditación. Casi todos ellos están relacionados con alguna religión o filosofía específica. El apoyo a cualquiera de estos métodos sería una violación de nuestras tradiciones y una restricción al derecho de cada individuo a tener un Dios que corresponda a su concepción personal. La meditación nos permite desarrollar la espiritualidad a nuestro modo. Algunas cosas que no nos servían en el pasado puede que nos sirvan ahora. Empezamos el día con una perspectiva nueva y una mente abierta. Sabemos que si pedimos que se cumpla la voluntad de Dios, recibiremos lo mejor para nosotros, independientemente de lo que pensemos. Esta certeza se basa en nuestra creencia y en nuestra experiencia como adictos en recuperación.

Orar es comunicar nuestras preocupaciones a un Poder más grande que nosotros.A veces, cuando rezamos, sucede algo maravilloso: nos encontramos con los medios, la manera y la energía para llevar a cabo tareas por encima de nuestra capacidad. Comprendemos la fuerza ilimitada que nos brindan la oración y la rendición cotidianas, siempre y cuando no perdamos la fe y la renovemos.

Para algunos orar es pedir ayuda a Dios y meditar es escuchar su respuesta. Aprendemos a tener cuidado de pedir cosas concretas. Rezamos para que Dios nos muestre su voluntad y nos ayude a cumplirla. En algunos casos nos muestra su voluntad con tanta claridad que nos resulta fácil verla. En otros, nuestro ego es tan fuerte que no podemos aceptar la voluntad de Dios sin una nueva lucha y una nueva rendición. Si pedimos a Dios que elimine las influencias que nos distraen, la calidad de nuestras oraciones suele mejorar y notamos la diferencia. La oración requiere práctica y debemos recordar que nadie nace sabiendo. La experiencia se adquiere con tiempo y mucho esfuerzo. Buscamos a través de la oración un contacto consciente con nuestro Dios; .…en la meditación lo logramos. El Undécimo Paso nos ayuda a mantenerlo.

Texto Básico pag. 53

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