Hemos descubierto que la tolerancia no sólo fortalece nuestra propia recuperación sino también nuestra relación con los individuos que nos irritan.
-Sólo por hoy, «Tolerancia», 24 de junio..
Muchos tenemos la experiencia de haber llamado a nuestro padrino o madrina para quejarnos de ese colega de trabajo terrible, de ese pariente odioso o de aquel tonto insufrible de la reunión del comité de servicio de área. Si no fuera por esa gente, ¡qué pacífica y placentera sería nuestra vida! Nuestro padrino, tan bondadoso y paciente, nos pregunta con amabilidad: «¿Has rezado por ellos?». ¡Típico!
Es natural que los padrinos tiendan a hablar por experiencia, saben que cuando rezamos por las personas que nos irritan, a menudo somos nosotros los que cambiamos. Claro que a veces la gente que nos rodea se vuelve más tolerable; la gente madura y cambia todo el tiempo, hasta los tontos insufribles. Pero cuando rezamos por aquellos que nos irritan, crece nuestra tolerancia y compasión.
Aunque todas las personas del mundo tienen posibilidades de madurar, la tolerancia es una forma mucho más segura de sentirnos en paz y armonía que limitarnos a esperar que aquellos que nos rodean mejoren. Alguna gente tarda más en cambiar; otra no mejora nunca, Si quienes nos rodean no van a volverse más tolerables, puede que la única solución sea sencillamente empezar a ser más tolerantes nosotros. Esto no significa aceptar un comportamiento inaceptable, sino poner límites sanos si corresponde. Nuestro padrino puede ayudarnos a distinguir lo tolerable de lo inaceptable. Nos acordamos de que no tenemos que ser amigos de todos; solo debemos ser amables con los demás cuando estamos en el trabajo, en los encuentros familiares y en las reuniones del comité de servicio.
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_*No puedo hacer que la gente a mi alrededor madure según mi calendario. Rezaré pidiendo tolerancia para llevarme bien con las personas difíciles.*_
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