Las relaciones afectivas pueden ser un terreno terriblemente doloroso.
Texto Básico, p.94
Para algunos, el amor es como un elixir. La excitación de un nuevo amor, el misterio de explorar la intimidad, la sensación de libertad que tenemos al permitirnos ser vulnerables … son todas emociones poderosas. Pero no podemos olvidar que sólo tenemos un respiro diario de nuestra adicción. Aferrarnos a este respiro diario debe ser la prioridad número uno en la vida de cualquier adicto en recuperación.
Podemos involucrarnos demasiado en una relación y descuidar nuestros viejos amigos y nuestro padrino en el proceso. Después, cuando las cosas se ponen difíciles, muchas veces sentimos que ya no podemos acercarnos a las personas que nos ayudaban antes de empezar la relación amorosa. Esta idea puede abonar el terreno para una recaída. Si trabajamos muestro programa con constancia y asistimos a reuniones, nos aseguramos una red de apoyo de recuperación, incluso cuando estamos profundamente inmersos en un romance.
Nuestro deseo de tener relaciones amorosas es natural. Pero no debemos olvidar que, sin nuestro programa, ni siquiera la relación más saludable nos protegerá de la fuerza de nuestra adicción.
Sólo Por Hoy:
No ignoraré mi recuperación por mi deseo de tener relaciones amorosas.
(Del libro de las reflexiones diarias «Solo Por Hoy» Copyright © 1995, NA World Services, Inc. All Rights Reserved).
La recaída puede ser la fuerza destructiva que nos mate o nos haga tomar conciencia de quiénes y qué somos en realidad. La evasión momentánea que puede proporcionarnos el consumir, no compensa el sufrimiento que produce a la larga. Consumir para nosotros es morir, y a veces de más de una manera.
Las expectativas irreales que ponemos sobre nosotros o los demás parecen ser uno de los mayores obstáculos de la recuperación. Las relaciones afectivas pueden ser un terreno terriblemente doloroso. Tenemos tendencia a fantasear y proyectar lo que va a pasar. Nos enojamos y llenamos de resentimientos si nuestras fantasías no se cumplen. Olvidamos que somos impotentes ante otras personas. Las viejas ideas y sentimientos de soledad, desesperación, desamparo, y autocompasión reaparecen furtivamente. Dejamos de pensar en los padrinos o madrinas, en las reuniones, en la literatura y en cualquier otra cosa positiva. Debemos mantener nuestra recuperación en primer lugar y poner nuestras prioridades en orden.
Escribir sobre lo que queremos, lo que pedimos y lo que conseguimos, y compartirlo con nuestro padrino u otra persona de confianza, nos ayuda a superar nuestros sentimientos negativos. Dejar que otros compartan su experiencia con nosotros, nos da la esperanza de que efectivamente las cosas mejoran. Parece que la impotencia es un obstáculo enorme. Cuando surge la necesidad de admitir nuestra impotencia, puede que primero busquemos las maneras de oponernos a ello. Cuando agotamos estos intentos, empezamos a compartir con los demás y hallamos esperanza. Asistir a las reuniones diariamente, vivir día a día y leer literatura parece dirigir nuestra actitud mental de nuevo hacia lo positivo. La buena voluntad de probar lo que ha funcionado para otros es vital. Las reuniones son nuestra fuente de fortaleza y esperanza, incluso cuando no tenemos ganas de ir.
Texto Básico pag 94