«Durante nuestra recuperación, muchas veces nos rondarán viejos fantasmas. La vida puede volverse otra vez monótona, aburrida y sin sentido.»
_Texto Básico, p. 90_
A veces parece que no cambia nada. Nos levantamos y vamos todos los días al mismo trabajo. Cenamos todas las noches a la misma hora. Asistimos a las mismas reuniones cada semana. El ritual de esta mañana ha sido idéntico al de ayer, y al de anteayer, y al de antes de anteayer. Tras el infierno de nuestra adicción y la montaña rusa del principio de la recuperación, quizás una vida estable tenga cierto atractivo … por un tiempo. Pero, a la larga, nos damos cuenta de que queremos algo más. Tarde o temprano nos desanima la progresiva monotonía y el aburrimiento de nuestra vida.
Sin duda habrán momentos en que nos sintamos vagamente insatisfechos, con nuestra recuperación. Por alguna razón nos parece que estuviéramos perdiéndonos algo, pero no sabemos qué ni por qué. Sacamos nuestra lista de gratitud y descubrimos, literalmente, cientos de cosas por las cuales estar agradecidos. Todas nuestras necesidades están satisfechas; nuestra vida es más plena de lo que jamás hubiéramos esperado. ¿Qué pasa, entonces?
Quizás haya llegado el momento de desarrollar nuestro potencial al máximo. Nuestras posibilidades están limitadas únicamente por nuestros sueños. Podemos aprender algo nuevo, fijarnos una nueva meta, ayudar a otro recién llegado o hacer un amigo nuevo. Si buscamos bien, seguramente encontraremos algún desafío y la vida volverá a ser variada, satisfactoria y a tener sentido otra vez.
*Sólo por hoy:*
Haré una pausa en mi rutina y desarrollaré mi potencial al máximo.
_(Del libro de las reflexiones diarias «Solo Por Hoy» Copyright © 1995, NA World Services, Inc. All Rights Reserved)_
Complementación
Aunque todos los adictos somos básicamente similares, como individuos diferimos en el grado de enfermedad y en el ritmo de recuperación. A veces, una recaída puede sentar las bases de una completa libertad. En otras ocasiones, esa libertad puede lograrse sólo por una inflexible y obstinada voluntad de aferrarnos a la abstinencia, contra viento y marea, hasta que pase la crisis. Un adicto que, por cualquier medio y aunque sea sólo por un tiempo, pueda perder la necesidad o el deseo de consumir, y tenga la libertad de elección para superar un pensamiento impulsivo y una acción compulsiva, habrá llegado a un momento crucial que puede ser un factor decisivo en su recuperación. El sentimiento de auténtica independencia y libertad, a veces está aquí en la cuerda floja. La posibilidad de largarnos y volver a controlar nuestra vida nos atrae, aunque nos damos cuenta de que todo lo que tenemos se lo debemos a un Poder más grande que nosotros mismos, del cual dependemos y al hecho de ofrecer y recibir ayuda identificándonos con los demás. Durante nuestra recuperación, muchas veces nos rondarán viejos fantasmas. La vida puede volverse otra vez monótona, aburrida y sin sentido. Es posible que nos cansemos mentalmente de repetir nuestras nuevas ideas y físicamente de nuestras nuevas actividades, aunque sabemos que si dejamos de repetirlas, empezaremos otra vez con nuestros viejos hábitos. Intuimos que si no utilizamos lo que tenemos, lo perderemos. A menudo, estas épocas son los períodos de mayor crecimiento. Nuestra mente y nuestro cuerpo parecen estar cansados de todo esto, pero es posible que las fuerzas dinámicas de un cambio, o de una auténtica transformación, estén trabajando en lo profundo de nuestro ser para darnos las respuestas que modifiquen nuestras motivaciones internas y cambien nuestra vida.
Nuestro objetivo, a través de los Doce Pasos, es la recuperación, no la mera abstinencia física. Mejorar conlleva esfuerzo y, ya que no hay forma de inculcar una idea nueva en una mente cerrada, debemos hacer que ésta se abra de algún modo. Puesto que sólo podemos hacerlo por nosotros mismos, es necesario que reconozcamos a dos enemigos internos: la apatía y la postergación. Nuestra resistencia al cambio parece inamovible y sólo una explosión nuclear de algún tipo originará alguna modificación o iniciará otra línea de conducta. Una recaída, si sobrevivimos, puede brindar el cambio para empezar el proceso de demolición. La recaída de una persona cercana, y a veces su muerte a causa de ella, puede despertar en nosotros la necesidad de una vigorosa acción personal.Hemos visto adictos llegar a nuestra confraternidad, probar nuestro programa y mantenerse limpios por un tiempo. Luego perdieron el contacto con otros adictos en recuperación y a la larga volvieron a la adicción activa. Se olvidaron de que en realidad es la primera droga la que desencadena otra vez el círculo mortal. Trataron de controlarlas, de consumirlas con moderación, de consumir únicamente ciertas drogas. A los adictos no nos funciona ninguno de estos métodos.
Texto Básico pag 90