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“No tenemos que estar limpios al llegar, pero, después de la primera reunión, sugerimos que los recién llegados sigan viniendo y vuelvan limpios. No tenemos que esperar una sobredosis o una condena de cárcel para recibir ayuda de Narcóticos Anónimos.”
Texto Básico, págs. 10-11
Muy pocos llegamos a NA rebosantes de buena voluntad. Algunos estamos aquí porque un tribunal nos lo ha ordenado. Algunos han venido para salvar a sus familias. Otros vienen para intentar rescatar una carrera al borde del colapso. No importa por qué estamos aquí. Solo importa que estemos.
Hemos oído decir que “si traemos el cuerpo, la mente también”. Puede que lleguemos a las reuniones con resentimiento. Quizás seamos de los que se sientan al fondo de las salas con los brazos cruzados, mirando amenazadoramente a cualquiera que se nos acerque. Quizás nos vayamos antes de la oración final.
Pero si seguimos volviendo, descubrimos que nuestra mente empieza a abrirse. Empezamos a bajar la guardia y a escuchar de verdad cuando otros comparten. Incluso podemos oír hablar a alguien con quien nos identificamos. Iniciamos el proceso de cambio.
Después de un tiempo en NA, descubrimos que no solo nuestra mente ha llegado a nuestras salas de reunión. Y lo que es más importante, también nuestro corazón ha llegado. Después de eso, ¡los milagros realmente comienzan!
Solo por hoy: Me esforzaré por escuchar con la mente abierta lo que oigo compartir.