«El alivio de «soltar las riendas y dejárselas a Dios», nos ayuda a desarrollar una vida digna de vivir.»
Texto Básico p. 31
Durante nuestra adicción, nos daba miedo lo que podía pasar si no controlábamos todo lo que nos rodeaba. Muchos inventábamos complicadas mentiras para proteger nuestro consumo de drogas. Algunos manipulábamos a todos los que nos rodeaban intentando frenéticamente sacarles algo para poder consumir más drogas. Unos pocos llegamos al extremo de impedir que dos personas se hablaran para que no descubrieran nuestra trama de mentiras. Nos empeñábamos en mantener la ilusión de que controlábamos nuestra adicción y nuestra vida. En el proceso, nos privamos de la serenidad que surge de rendirnos a la voluntad de un Poder Superior.
En recuperación, es importante que nos desprendamos de la ilusión de control y nos rindamos a un Poder Superior, cuya voluntad para con nosotros es mejor que cualquier cosa que podamos conseguir con trucos, manipulaciones o intrigas por nuestra cuenta. Si vemos que tratamos de controlar los resultados, temerosos del futuro, hay algunas medidas que podemos tomar para invertir esa tendencia. Vamos al Segundo y Tercer Paso y examinamos lo que hemos llegado a creer acerca de un Poder Superior. ¿Creemos de verdad que este Poder puede cuidarnos y devolvernos el sano juicio? Si es así, podemos vivir con todos los altibajos de la vida, con sus desilusiones y penas, con sus maravillas y alegrías.
*Solo Por Hoy:*
Me rendiré y dejare que se haga la voluntad de un Poder Superior en mi vida.
Aceptare el don de la serenidad que brinda la rendición.
(Del libro de las reflexiones diarias «Solo Por Hoy» Copyright © 1995, NA World Services, Inc. All Rights Reserved)
La palabra decisión implica acción. Esta decisión se basa en la fe. Únicamente tenemos que creer que el milagro que vemos en la vida de otros adictos limpios, puede sucederle a cualquier adicto que desee cambiar. Sencillamente descubrimos que existe una fuerza para el crecimiento espiritual que puede ayudarnos a ser más tolerantes, más pacientes y más útiles en el servicio a los demás. Muchos hemos a dicho: «Toma mi voluntad y mi vida. Guíame en mi recuperación. Enséñame a vivir» El alivio de «soltar las riendas y dejárselas a Dios», nos ayuda a desarrollar una vida digna de vivir.
Con la práctica diaria se torna más fácil rendirse a la voluntad de un Poder Superior. Cuando lo intentamos honestamente, funciona. Muchos empezamos el día pidiéndole sencillamente a nuestro Poder Superior que nos guíe.
Aunque sepamos que esta «entrega» funciona, puede que todavía queramos retomar el control de nuestra voluntad y nuestra vida.Incluso, hasta puede que lleguemos a enojarnos porque Dios lo permite. Hay momentos en nuestra recuperación en que pedir ayuda a Dios es nuestra mayor fuente de fortaleza y valor. Podemos tomar esta decisión tantas veces como sea necesario. Nos rendimos tranquilamente y dejamos que el Dios que nosotros concebimos cuide de nosotros.
Texto Básico pag 31.