«Vivir sólo por hoy nos alivia de la carga del pasado y del miedo al futuro. Hemos aprendido a hacer lo que tenemos que hacer y a dejar los resultados en manos de nuestro Poder Superior.»
Texto Básico, p. 106
Durante nuestra adicción activa, el temor al futuro y a lo que podía pasar, para muchos de nosotros era una realidad. ¿Y si nos detenían? ¿Y si perdíamos el trabajo? ¿Y si se moría nuestro cónyuge? ¿Y si nos quedábamos en bancarrota? Y así sin parar. No era raro que pasáramos horas, o hasta días enteros, pensando en lo que podía pasar. Elaborábamos conversaciones y escenas enteras antes incluso de que empezaran, y después planeábamos nuestra conducta en base a «y si…». Al hacerlo nos preparamos para ir de chasco en chasco.
En las reuniones, al escuchar compartir, aprendemos que vivir en el presente, no en el mundo de los «y si…», es la única forma de romper el círculo de que se cumplan las propias profecías oscuras y catastróficas. Solamente podemos tratar con la realidad del día, no con nuestras temerosas fantasías del futuro.
Una forma de combatir ese miedo es llegar a creer que nuestro Poder Superior sólo nos reserva lo mejor. En las reuniones oímos que nuestro Poder Superior, en un día, no nos da más de lo que podemos manejar. Y sabemos por experiencia que el Dios que hemos llegado a concebir sin duda nos cuidará si se lo pedimos. Nos mantenemos limpios ante las adversidades si ponemos en práctica la fe en la protección de un Poder más grande que nosotros. Cada vez que lo hacemos, nos sentimos menos temerosos del «y si…» y más cómodos con lo que pasa en realidad.
Sólo por hoy:
Esperaré el futuro con fe en mi Poder Superior.
(Del libro de las reflexiones diarias «Solo Por Hoy» Copyright © 1995, NA World Services, Inc. All Rights Reserved)
Complementación
La rendición de nuestra voluntad nos pone en contacto con un Poder Superior que llena el vacío interior que nada podía llenar. Hemos aprendido a confiar diariamente en la ayuda de Dios. Vivir sólo por hoy nos alivia de la carga del pasado y del miedo al futuro. Hemos aprendido ha hacer lo que tenemos que hacer y a dejar los resultados en manos de nuestro Poder Superior.
El programa de Narcóticos Anónimos es espiritual. Sugerimos firmemente que los miembros intenten encontrar un Poder Superior tal como lo conciban. Algunos vivimos experiencias espirituales intensas, de naturaleza dramática e inspirada. Para otros el despertar es más sutil. Nos recuperamos en un ambiente de aceptación y respeto por la creencia de los demás. Tratamos de evitar el autoengaño de la arrogancia y la santurronería. A medida que crece la fe en nuestra vida cotidiana, descubrimos que nuestro Poder Superior nos proporciona la fortaleza y la orientación que necesitamos.
Cada uno es libre de desarrollar su propio concepto del Poder Superior. Muchos teníamos recelos y éramos escépticos debido a desilusiones sufridas con la religión. Al principio oír hablar de Dios en las reuniones nos repelía. Hasta que buscamos nuestras propias respuestas en este terreno, estuvimos confinados a las ideas que nos habíamos formado en el pasado. Los ateos y los agnósticos empiezan muchas veces dirigiéndose a «lo que sea que esté ahí». En nuestras reuniones se puede sentir cierto espíritu o energía. A veces este es el primer concepto que los recién llegados tienen del Poder Superior. A menudo las ideas del pasado son incompletas e insatisfactorias. Todo lo que sabemos está sujeto a revisión, especialmente lo que sabemos de la verdad. Reevaluamos nuestras viejas ideas para poder familiarizarnos con las nuevas que conducen a una nueva forma de vida. Admitimos que somos seres humanos con una enfermedad física, mental y espiritual. Cuando admitimos que nuestra adicción era la causa de nuestro propio infierno y que hay un poder dispuesto a ayudarnos, empezamos a avanzar hacia la solución de nuestros problemas.
Texto Básico pag 106