«Tras el aislamiento de nuestra adicción activa descubrimos una confraternidad con un lazo en común….Nuestra fe, esperanza y fortaleza proceden de personas que comparten su recuperación.»
_Texto Básico, pp. 113 – 114_
No admitir debilidad, ocultar todo defecto, negar cualquier fracaso, hacerlo solos…, éste era el credo que seguíamos muchos. Negábamos que éramos impotentes ante nuestra adicción, que nuestra vida se había vuelto ingobernable, a pesar de que todo demostraba lo contrario. Muchos no nos habríamos rendido sin la certeza de que había algo a lo que valiera la pena rendirse. Muchos hicimos el Primer Paso sólo cuando tuvimos la prueba de que los adictos podían recuperarse en Narcóticos Anónimos.
En NA conocimos otras personas que habían pasado por la misma situación difícil, con las mismas necesidades, pero que tenían herramientas que les servían. Estos adictos estaban dispuestos a compartirlas con nosotros y a darnos el apoyo emocional que necesitábamos mientras aprendíamos a usarlas. Los adictos en recuperación saben lo importante que puede llegar a ser la ayuda de los demás, porque ellos también la han recibido. Cuando nos convertimos en parte de Narcóticos Anónimos, nos unimos a una asociación de adictos como nosotros, a un grupo de gente que sabe que nos ayudamos mutuamente a recuperamos.
*Sólo por hoy:*
Me uniré a la cadena de recuperación.
En la Confraternidad de Narcóticos Anónimos encontraré la experiencia, fortaleza y esperanza que necesito.
_(Del libro de las reflexiones diarias «Solo Por Hoy» Copyright © 1995, NA World Services, Inc. All Rights Reserved)_
Complementación
El ego nos controlaba de múltiples y sutiles maneras. La ira es nuestra forma de reaccionar a la realidad presente. Los resentimientos son para revivir una y otra vez las experiencias del pasado. El miedo es nuestra respuesta al futuro. Tenemos que estar dispuestos a dejar que Dios nos quite estos defectos que pesan sobre nuestro crecimiento espiritual.
Podemos acceder a nuevas ideas compartiendo nuestra experiencia vital. Si practicamos rigurosamente las sencillas pautas indicadas es este capítulo, nos recuperamos día a día. Los principios del programa forman nuestra personalidad.
Tras el aislamiento de nuestra adicción activa, descubrimos una confraternidadde personas con un lazo en común: la recuperación. NA es como un bote salvavidas en el mar del aislamiento, la desesperación y el caos destructivo. Nuestra fe, fortaleza y esperanza proceden de personas que comparten su recuperación y de nuestra relación con Dios, tal como lo concebimos. Al principio, resulta incómodo compartir nuestros sentimientos. El dolor de la adicción proviene en parte de estar desconectados de esta experiencia de compartir. Si nos encontramos en una situación difícil o sentimos que se avecinan problemas, llamamos a alguien o vamos a una reunión. Aprendemos a pedir ayuda antes de tomar decisiones difíciles. Si somos humildes y pedimos ayuda, podemos superar los momentos más duros. ¡Yo solo no puedo, pero juntos podemos! De esta forma encontramos la fortaleza que necesitamos. Al compartir nuestros recursos mentales y espirituales, hacemos causa común.
Compartir en las reuniones o individualmente con adictos en recuperación nos ayuda a mantenernos limpios. Asistir a las reuniones nos recuerda lo que es ser nuevo y la naturaleza progresiva de nuestra enfermedad. Asistir a nuestro grupo habitual nos proporciona el estímulo de las personas que conocemos. Nos apoya en nuestra recuperación y nos ayuda en nuestra vida cotidiana. Cuando contamos nuestra historia honestamente, otra persona puede identificarse con nosotros. Servir a las necesidades de nuestros miembros y poner el mensaje a disposición de todos, nos llena de alegría. El servicio nos da la oportunidad de crecer en todos los aspectos de nuestra vida. Nuestra experiencia en recuperación puede ayudar a otros con sus problemas; quizás les funcione lo que nos ha funcionado a nosotros. La mayoría de los adictos incluso desde el principio puede aceptar este tipo de participación. Salir juntos después de la reunión, es una buena ocasión para compartir lo que no se ha llegado a conversar en ella. Son también un buen momento para hablar con nuestro padrino en persona. Surgirán las cosas que necesitamos oír y las veremos con mayor claridad.
Texto Básico pag 113- 114